Solo una acción política que tome realmente en consideración todos los efectos de dominación que se ejercen a través de la complicidad objetiva entre las estructuras asimiladas (tanto en el caso de las mujeres como en el de los hombres) y las estructuras de las grandes instituciones en las que se realiza y se reproduce no solo el orden masculino, sino también todo el orden social (comenzando por el Estado, estructurado alrededor de la oposición entre su "mano derecha", masculina, y su "mano izquierda", femenina, y la Escuela, responsable de la reproducción efectiva de todos los principios de visión y división fundamentales, y organizada a su vez alrededor de oposiciones homólogas) podrá, sin duda a largo plazo, y amparándose en las contradicciones inherentes a los diferentes mecanismos e instituciones implicados, contribuir a la extinción progresiva de la dominación masculina.
(BOURDIEU, Pierre (2003): La Dominación masculina. Barcelona: Anagrama, p. 141)
(BOURDIEU, Pierre, 1998, "De la Dominación masculine. La lutte féministe au coeur des combats politiques". Le Monde Diplomatique)
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(BOURDIEU, Pierre, 1998, "De la Dominación masculine. La lutte féministe au coeur des combats politiques". Le Monde Diplomatique)
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